martes, 24 de abril de 2018

Quiero denunciar a mi vecino porque odio sus limones

Att. Excmo. Señor Don José Ignacio Zoido, Ministro de Interior del Gobierno de España.

Estimado Sr. Zoido,

Quisiera denunciar a mi vecino porque se niega a recoger los limones que cuelgan de un limonero que tiene en su jardín, estando el árbol posicionado de tal modo que puede observarse impunemente desde otros jardines y desde la misma calle, a la vista incluso de niños y otras personas de mente vulnerable.



Recurro a usted porque he intentado formalizar la denuncia en una comisaria de los Mozos de Escuadra y un agente, incompresiblemente mal informado, se ha negado a tomarme declaración, alegando que lo que yo pretendo denunciar no es un delito. ¿Que no es delito...? ¡Y el odio que siento yo hacia los limones, qué!

Yo le he explicado que odio los limones con todas mis fuerzas, pero que mi profundo respeto a la ley me impide allanar el jardín de mi vecino tijera en mano, a pesar de que considero que estaría actuando "en legítima defensa ante el asalto estético que día a día venimos contemplando con repulsa," parafraseando sensu lato al actual Ministro de Educación y Cultura.

Pese a mi insistencia, no he logrado que el agente comprendiera que la culpa de mi odio la tienen los propios limones, como demuestra el hecho de que no tengo ningún problema con otras frutas, ni aún cuando éstas puedan mostrar tendencias críticas... (perdón, ¡cítricas!, quería decir), como sería el caso de las naranjas, por ejemplo.

Y es que, mientras que las naranjas tienen un color precioso (y de moda) y están para chuparse los dedos, los limones tienen un color violento y no hay Dios que les hinque el diente, algo muy indicativo de lo súper extremistas que son, especialmente en lo que a pH se refiere. Es su acidez corrosiva y no otra cosa lo que choca frontalemente con lo básico que es un servidor y me termina provocando un odio insoportable.

Ante la negativa del mozo (funcionario público para más inri) a registrar la denuncia, estimado Sr. Ministro, me dirijo a usted a la desesperada con la esperanza de que algún juez tome pronto medidas cautelares al respecto.

Muy agradecido de antemano, reciba el caluroso afecto de este súbdito del reino.

PD1: Cuando quiera le cuento lo que pienso de los plátanos.

PD2: Supongo que estarán pensando en cambiar los chalecos obligatorios del coche a otros de color naranja. No se fíe mucho de este color, que con la luz palidece enseguida.